Nuestra Sede Canónica es la Iglesia de Santo Tomás.
A finales del XIX el templo románico de Sabugo, el viejo barrio marinero de Avilés, se había quedado pequeño para acoger a sus feligreses.
Toda la ciudad se movilizó para construir un nuevo templo que fuera símbolo del Progreso que entonces vivía Avilés: el Ayuntamiento, la clase burguesa local, incluso los emigrantes avilesinos en Cuba no dudaron en aportar su dinero y su esfuerzo para que el proyecto se hiciera realidad. Además contó con el apoyo del obispo Martínez Vigil, y de otras autoridades como Julián García San Miguel, marqués de Teverga y ministro de Gracia y Justicia desde 1903.
El lugar elegido para la construcción del templo estaba ocupado por un Convento de la Orden de La Merced (siglos XVII-XVIII), que fue demolido y cuyas piedras se aprovecharon para la nueva iglesia, al final de la calle de la Cámara.
Las obras se inician en 1896, según proyecto del arquitecto diocesano Luis Bellido González. La iglesia fue consagrada el 15 de septiembre de 1903.
La iglesia de Santo tomás de Cantorbery es de estilo Neogótico. tiene planta de cruz latina, con 3 naves en el eje principal y 1 en el crucero, cubiertas todas ellas por bóveda de crucería. El ábside es poligonal.
Dimensiones: 57m x 22,5m. crucero: 30 m de largo. Altura de la nave central: 19m.
Los elementos más destacados del templo son su monumental fachada (coronada por el escudo de Avilés), con dos torres de 47 metros de altura; y los cuadros y los retablos obra de Talleres Granda Buylla, que decoran el interior del templo, en los que abundan los motivos relativos a Santo Tomás de Cantorbery y La Orden de La Merced.
El templo es de nave única y planta basilical rematando en cabecera semicircular orientada al este y precedida de tramo recto. En el lado meridional se abre una portada en arimez con tres arcos de medio punto con guardapolvo y capiteles que combinan los motivos decorativos vegetales con las figuras humanas y de animales. Un tejaroz sobre canecillos la guarece.
A los pies se halla la fachada principal, que presenta una portada en resalte y pronunciado abocinamiento, la integran cuatro arquivoltas, en ojiva, con molduras de bocel y mediascañas desornamentadas, que apean en columnas rematadas por cuatro capiteles a cada lado con tallas en las que se combinan los motivos fitomórficos con los antromórficos y zoomórficos, colocándose en jambas arcodilladas.
El interior del templo es un espacio amplio, sin interrupción alguna, con una tribuna o coro elevado a los pies, dos capillas en el lado del evangelio y la cabecera en semicírculo.
El edificio en origen cubría su amplia nave con armadura de vista y la cabecera con bóveda de cañón precedida de horno; un gran arco de triunfo apuntado de doble rosca precede la boca de acceso al altar. Estas cubiertas cambiaron a raíz de las reformas acaecidas en los siglos XV-XVI y XVIII, por las que hoy día conservamos, de bóveda con lunetos para el cuerpo y para el hemiciclo bóveda de crucería, que han terminado por cambiar la fisonomía original del edificio.
El gran volumen de la iglesia aparece escalonado, siendo la nave el tramo más alto para, a continuación, sumarse en orden decreciente el ábside y las capillas, cubriéndose todo el edificio con teja curva. La fachada principal remata el vértice del tejado con una espadaña de doble ojo cubierta a dos aguas y coronada por una cruz de piedra.
Adosados en la base exterior del muro meridional existe un banco de piedra corrido que sirvió para acoger, entre otros, a los miembros del gremio de mareantes que se reunían y protegían bajo un pórtico o cabildo de mampostería y cubierto con armadura de madera, que fue definitivamente retirado a comienzos del siglo XX, quedando aún en los muros las piedras de descanso que debieron servir como soporte a la misma.